Te creíste el dueño
De alguien hermoso que nació libre.
No tendrás perdón.
Arderás.
Entre todas las mujeres.
Sagrario Manrique
Acaricio
sus páginas,
sus
tapas
su lomo
como si
fuera la piel de un recién nacido.
Bien
quisiera también
acariciar
cada palabra,
cada
letra.
Esos
momentos tristes,
recovecos
amargos
de un
mundo de mujer.
Toda
fantasía
que tan
sólo nosotras
podemos
traspasar.
Todo el
amor del mundo.
Todo el
dolor del mundo.
Las
llamas sofocadas,
luz que
desprenden sus rescoldos
y
cenizas muertas
que
siempre hay que limpiar
después
de atravesar el Túnel.
Montse
Grao
No
permito secarse a ningún pájaro
Amargord
ediciones
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