martes, 5 de diciembre de 2023

CINCO POEMAS QUE INICIAN LOS DIEZ MIL QUINIENTOS OCHENTA Y CINCO DÍAS DE VENTURA RUIZ

 





 

 

 

1.

No puedo seguir en Casa cantera

rodeada de piedras.

Digo adiós.

Nadie llora mi huida.

Otra casa me acoge.

Casa cantera queda lejos.

 

Quienes habitan en ella aún más lejos.

 

 

 

2.

Transcurren.

Discurren

los días con sus cuatro o cinco horas de noche.

El olor, el calor, el calor, los sonidos, el sabor del agua

en la casa que me acoge, es distinto.

Cuesta hacerse un hueco en una madriguera

ocupada.

 

Quisiera pensar que mi hueco en Casa cantera

aún sigue vacío.

Quisiera que me doliera pensar que otra persona

ocupa ese hueco de piedra.

 

 

 

3.

Cuando suena el teléfono

mi cuerpo se tensa.

 

Espero una llamada, aunque sea con voz de

caverna,

que nunca llega.

 

 

 

4.

Espero la llamada de Madre, corazón es de

piedra, mientras leo.

Leer es meterse en el fondo de la madriguera,

apartarse del mundo.

En este tiempo de metamorfosis leo mucho.

Los que más me gustan son los libros prestados,

los que ya han sido devorados por otros

animalillos.

Entre sus hojas encuentro tickets, entradas de

cine o teatro

pétalos secos, páginas dobladas,

manchas de café, de bichos aplastados,

notas, párrafos subrayados…

Vislumbro las vidas de personas que prestan

libros.

Vidas muy diferentes a la mía.

Dejan migajas para mí,

Yo palpo mis bolsillos.

No hay migas de pan

sólo piedras brillantes como las que tiraba en el

camino Pulgarcito.

 

Trocitos del corazón de la madre que le

abandonó en el bosque.

 

 

 

5.

Mis botas son rojas.

Y mis zapatos.

Y todas mis sandalias.

Pero el rojo no es mi color preferido.

Simplemente lo elijo.

 

Quiero caminar hasta el país de Oz.

Al mago le pediré que pulverice la piedra que

cubre el corazón de Madre.

 

 

 

Ventura Ruiz

Diez mil quinientos ochenta y cinco días

 

Planeta Clandestino #252

 

Ediciones del 4 de agosto


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