POEMA
Día y
noche llegan
de la
mano como un niño y una niña
que se
detienen solo para comer moras de un plato
decorado
con dibujos de aves.
Suben
la alta montaña cubierta de hielo,
luego
salen volando. Pero tú y yo
no
hacemos esas cosas…
Subimos
la misma montaña;
entono
una oración para que el viento nos eleve
pero no
sirve de nada;
tú
escondes la cabeza para no
ver el
final…
Hacia
abajo, hacia abajo, hacia abajo, hacia abajo
es
donde nos lleva el viento;
trato
de consolarte
pero
las palabras no son la solución;
te
canto una canción como las que me cantaba mi madre…
Tienes
los ojos cerrados. Adelantamos
al niño
y a la niña que vimos al principio;
ahora
están parados en un puente de madera;
a su
espalda alcanzo a ver su casa:
qué
rápido vais, nos gritan,
pero
no, es el viento en los oídos
lo que
escuchamos…
Y luego
simplemente caemos…
Y el
mundo pasa de largo,
todos
los mundos, cada cual más hermoso;
te
acaricio la mejilla para protegerte…
Louise
Glück
Recetas
invernales de la comunidad
Traducción
de Andrés Catalán
Visor
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