G A T A S P
A R I E N D O
Así
escuchas las cosas
de tu vida como el
maullido de un
gato al
fondo del jardín
Te despiertas
de madrugada y oyes al
fondo muy fondo
ese
remoto maullido de gato recién nacido
Y un
verano y luego otro y otro más hasta llegar a esta noche
al
fondo del jardín al fondo
Así
escuchas las cosas de tu vida así escuchas las cosas del
mundo a oscuras de noche palpando el
susto
de no entender o el de no querer hacerlo
y ese
gato no para de maullar y es una
pequeña herida no
sabes
de qué no sabes de quién pero ahí está insis-
tiendo
clamando de hambre
y noche al borde del
peligro al borde del
abismo al borde del jardín Un
coche
un faro luego nada
Y continuarán
los maullidos más obcecados que tú y si
no
al
tiempo al próximo verano
hasta la próxima ca-
nícula sonido
desvalido como una
onomatopeya
tan
poco lírica que no la puedes escribir
Qué
pensaría nadie y quién es nadie al leer
esta onomato-
peya tan líricamente escrita tan
ridículamente so-
nora
tan de viñeta de posguerra
pero
suena cada noche
y
tú para bordear la herida dices que así empezó todo con
una onomatopeya
con un sonido
innombrable
como
ahora el insistente maullido del gato
recién
nacido
convocándote a dónde pidiéndote qué
O
quizá algo peor
tal vez nada
te convoque y tan solo te
despiertas
en medio de la noche para ser el preca-
rio
testigo que no puede traducir una onomatopeya
Eso
te dices para bordear la herida
Escuchas el
maullido del gato
Has visto un hombre sin
brazos
al borde de la limosna has rozado la pierna
perdida
del animal en el pantalón doblado sobre el
muslo
has comprendido que la muerte es un ramo
de
rosas de plástico atado a un farol
y
te has preguntado qué
palabra no es una onomatopeya
indescifrable,
una persecución en la sombra
Un
verano y otro al
fondo de la vida al fondo del
jardín al
fondo
del sonido
Y
las gatas siguen
pariendo sin parar y paren onomatope-
yas
que al fondo del jardín resuenan como las tablas
de
la ley
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