XXVII
Ahora,
estamos saliendo de la cueva
o ya
salimos
tenemos
una casa que parece un hogar
tenemos
ropa
pero
los otros meses me escondí con mi hijo en una cueva
estuve
con la teta al aire como una amazona
con la
teta desnuda y lastimada
la
mente suspendida, el cuerpo tenso
una
flecha en el arco, tenso y listo
listo
para abrazar, alimentar
siempre
cerca
siempre
vigilante y siempre cerca
de vez
en cuando venían personas y me preguntaban cómo estás
yo creo
que tartamudeaba
apelaba
a los ecos de las conversaciones tenidas y escuchadas
para
dar mi respuesta
y después,
contenta
o aliviada
me agazapaba
con la cría en un rincón oscuro.
Marina
Yuszczuk
Madre soltera
las afueras
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