XXXIX
Todavía
en sus
labios
el
conjuro del
alquimista
evapora
la
sombra de
los
cuerpos.
Tal vez
porque
a veces
no recuerdo vuestros rostros, apenas perfiles,
movimientos,
formas impacientes en un territorio calcinado,
hojarasca
mojada, limaduras,
restos
de aquella luz en el
centeno;
y vuestras voces, esa
triste
letanía que la ventisca
arrastra
entre sus pasos.
Sé que
el invierno no volverá
a nevar
en vuestros ojos,
que la
rotación de los planetas
sigue su
curso, como si nunca
hubiéramos
estado. Y, sin
embargo,
a veces os convoco
diciendo
vuestros nombres y
siento
vuestro aliento que respira
a mi
lado, un coro de antepasados
remotos
en la niebla. En la
madeja
del viento cantan sus
versos
las caracolas de la sangre.
Amalia
Iglesias Serna – Tótem espantapájaros
No hay comentarios:
Publicar un comentario