A
María López y su perro Patton
que
se fue
EL
CÍRCULO
Recuerdo
que, en la tienda de mascotas,
elegir
el collar nos llevó un rato,
como
si aquel objeto fuese más que un objeto,
un
símbolo, un escudo,
un
rasgo distintivo
o
fuese la extensión de una caricia.
Con
el roce del cuero contra el cuero,
la
vida se ensanchó entre sus límites,
la
aguja recorrió en la correa,
metódica
y constante,
uno
tras otro, todos sus taladros.
Hoy
cuelga perezoso en la alcayata.
Cuando
pasamos junto a la pared,
la
hebilla a veces toca
con
un sonido breve el enlucido
como
un ruido eterno de reloj averiado.
Sigue
intacto el color, la piel aún brilla
del
cinturón ceñido
alrededor
del aire y de la nada.
Flamantes
los herrajes en un círculo,
cuyo
principio y fin están tan cerca.
Inma
Pelegrín – Error de cálculo
Planeta
Clandestino – Ediciones del 4 de agosto