Tres ocurrencias
1
Vivo en
un lugar que ocurre, pero no sucede. Vivo en una ciudad que ocurre, pero no
sucede.
Aquí
las cosas ocurren, pero no suceden. Crímenes en masa, quiebras, accidentes
fatales, devaluaciones: nunca suceden, siempre ocurren.
Aquí
nadie, nunca, termina de nacer. Comen, van a la escuela, trabajan, se
reproducen, mueren sin haber nacido.
Por eso
nadie se llama como cree, ni vive como supone. Nadie sucede.
2
Mi espíritu
y mi cuerpo discutieron largo rato. Si me quedaba en el medio corría peligro.
No tuve más chance que balconear la pelea.
Por
pereza o ineptitud, no encontré modos de concordia entre ellos. Por eso los
miro pelear desde afuera.
La
disputa se suspende cuando dejo de pensar.
3
Un
rencor súbito frente al final de las cosas, me lleva a desear que esas cosas
nunca empiecen.
No hace
falta que me interrumpan y señalen este disparate, soy el que lleva esa mala
convivencia dentro suyo.
Así es
que discrepo con algunas ideas mías, y esa querella me tiene con un ojo morado
y una mano vendada.
Horacio
Fiebelkorn
Poemas
para un ventilador
Ediciones
Liliputienses
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