MEMORIA
A las manos de mi abuela
Ya casi no recuerdo quién soy.
No se rían, no es broma.
El tiempo me ha gastado la memoria,
y la vida…
la vida se me ha gastado sola
con el tiempo.
Mientras tuve memoria supe quién era.
Me llamé María y nací un 29 de junio de 1929.
Cuando parecía que el siglo empezaba a madurar.
A mi madre la mató la guerra.
Sí, la mató la guerra cuando mi padre
tuvo que partir al frente.
Yo entonces tenía seis años y memoria,
aunque no la suficiente
como para recordar la cara de mi madre.
Nunca la conocí porque el dolor la encontró primero.
La guerra se llevó a mi padre.
A su vuelta solo conocía las botellas de alcohol
y acabó como acaban las moscas
que se acercan demasiado a la luz.
Con mi hermano acabó el hambre,
robando para darme algo de comer,
un tiro cobarde y por la espalda fue su sentencia.
Trabajé toda mi vida
y sufrí en silencio las muertes de la guerra.
Sufrí tanto…
Trabajé tanto…
Sufrí tanto que deseé haber muerto también con ellos.
Ahora que soy vieja, mis recuerdos han huido,
el Alzheimer me ha curado
de las muertes de la guerra y el tiempo,
pero me ha matado a mí y a mi familia
porque no puedo saber quiénes son,
siquiera si soy yo misma quien ahora habla.
María Marín
El desafortunado intento
Prólogo de Daniel J. Rodríguez
Boria Ediciones
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