Después de la gran lluvia
volvieron las aguas a juntarse.
Volvieron las manos a frotar
la lisura de la piedra contra la piedra
en candilazo
hasta hacer saltar la chispa
violenta
como un fino cristal entre los dedos
la cascada de gozo
cayendo
en pubescentes cuerpos.
Bajo límenes de tacto.
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I
Nos dieron un abismo.
Nos dieron marchita la luz.
En el culmen álgido.
Donde la tarde.
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II
No grites.
Muerde con rabia el pañuelo.
Devela este dolor que te engrandece
hasta que rompan las aguas.
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III
Hasta que rompan las aguas
hasta que el goce de morir te resucite
implacable de parto seco
erecta como la flor del tacaco
en ningún lugar
tú habrás existido.
Hasta entonces,
respira.
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Respira
hasta que mis manos desanuden
el cordón que asfixia a tu garganta.
Diestras manos
para el manejo de sogas.
Palmira Cañada Moreno
Aguas rotas
XXXVII Premio Gerardo Diego de Poesía 2021
Ediciones de la Diputación de Soria
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