Vestido
Una mujer quedó viuda cuando sus hijas tenían 4 y 8 años.
Como era ama de casa
y no tenía ahorros
tuvo que salir a trabajar,
puso un kiosko en el que, además de golosinas, vendía diarios
y revistas.
La vida que comenzaron a vivir las tres mujeres
después de la muerte fue así:
a la mañana las hijas iban a la escuela
desde el mediodía hasta las 9 de la noche
se quedaban en el negocio
en el que almorzaban,
merendaban
y hacían la tarea.
A la noche, la mujer llegaba a su casa
y, mientras preparaba la cena, les pedía alas hijas que se bañaran.
Con la ayuda de dos tías maternas,
la disciplina en el trabajo
y el miedo de las chicas a quedar huérfanas de madre,
hecho que hacía que se portaran siempre bien
la mamá les dio ropa
vacaciones en el mar
dinero cuando se fueron a otras ciudades para seguir
la universidad.
Este año esa mujer murió.
Y su hija me cuenta que hace unos años
se dio cuenta que en todas las fotos su mamá tenía
el mismo vestido
un de fiesta
con lunares blancos sobre un fondo azul.
Tamara Domenech
Apunte poemas
VI Premio de poesía Centrifugados / Pueblo de San Gil
Ediciones Liliputienses
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