Voy a buscar algo de mi padre. Ni siquiera
sé qué podría ser. Tal vez tenga un movimiento parecido al de él. Un movimiento
que se transmite genéticamente. O un movimiento que vi cuando era un bebé. Si
supiera cuál es, me detendría antes de hacerlo. Mi padre sólo fue una jarra.
Ahora es la sombra de esa jarra. Esto lo aprendí viendo una película de Coco Chanel:
no demostrar que tu padre no te quiso, porque si no lo hizo él tal vez nadie
más en el mundo pueda tomarte en serio. Por eso armo la situación en que lo despido.
Chau, papá. No quiero que aparezcas ni en figuritas. Tengo miedo de que tu cara
se presente un día en mi vida y me ensucie. Sos verdaderamente feo.
Gabriela
Luzzi
Televisores
Ediciones Liliputienses
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