lunes, 20 de marzo de 2023

TRES POEMAS DE JAVIER PERALES VALDÉS EN EL ARTE DEL MARTILLO

 

 

 

 

EN CUALQUIER CIUDAD

 

Puedo sentir la máquina trabajando a pleno

rendimiento intentando evitar la quiebra del sistema

Pepe Rivas

 

 

Podría haber sido

en cualquier ciudad,

de cualquier país

un día cualquiera.

Pero fue en mi ciudad,

en mi país

un insulso miércoles de febrero.

Miguel desayunaba viendo las noticias

como cada mañana,

una ministra, hija de militar,

de esos que ganaron la guerra,

decía en pantalla

que a ella nunca nadie

le había regalado nada,

que tenía treinta años

cotizados en el servicio público.

A Miguel eso le daba igual,

pensaba que ya había

demasiados funcionarios

porque él era mecánico como su padre

y, aunque trabajaba en un desguace,

siempre quiso colocarse

en un concesionario oficial,

aún era joven tenía tiempo.

Conduciendo su viejo coche

llegó al trabajo como otro día más,

pero no, no era un día más,

porque esa mañana, a Miguel,

se le cayó un coche de mil kilos encima

y, mientras su sangre y sus vísceras

se mezclaban con la lluvia en el suelo,

sus sueños se desvanecían.

Y se acabó el ahorrar para un coche nuevo,

para un piso de tamaño razonable

o para un viaje a algún lugar soleado.

Y se acabaron las cervezas después del trabajo,

y se pararon otras dos manos más

que movían los engranajes de esa máquina,

la que fabrica dinero,

mientras, como cantaba El Hombre de negro,

alguien se hace rico en su sofá…

en su despacho,

o con el culo pegado a un radiador.

 

 

―――――――――――

 

 

CINE AMERICANO

 

 

El malo siempre

tiene peor puntería,

su coche corre menos

y elige peor el vestuario,

en cambio, el bueno,

tiene mejor fortuna,

su cruzada es más noble,

invade el país correcto

sin daños colaterales

y siempre, siempre,

le sonríen los mercados.

 

 

―――――――――――

 

 

NUNCA APRENDÍ

a hacer raíces cuadradas,

cuando teníamos un examen

acababa todas las cuentas,

los problemas y las ecuaciones

menos las raíces cuadradas.

Aprobaba por los pelos

y ningún maestro me decía nada

ni se preocupaba,

la cosa era aprobar.

El tiempo me dio la razón

y me di cuenta de que en la vida

todo es sumar, restar, dividir

y, cuando se trata de problemas, multiplicar

para acabar pasando justo, por los pelos.

 

 

 

Javier Perales Valdés

El arte del martillo

 

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