¡…pero
si no hay luna llena!
Hay tantos
y todos miran fuera.
Cuando
salgo están. Esperan. No entiendo
por qué
se fijan. Quisiera
poder
abrir, una mañana. Abrir la puerta. Girar
la cabeza
y pensar
que no
son muchos, que no se paran
cuando
mis piernas sí. Dicen
no. Uno
en cada esquina
pero si
doy la vuelta uno más. Corro,
intento
llegar la última
a la
meta, abdicar trofeos,
convencerme
de que soy yo
la que
les sigo. Se paran. Me dejan pasar
y todos
miran fuera.
Alquilar
los ojos,
ver que
observan,
saber
por qué madrugan y se instalan
a mirar
si la
calle lleva aquí toda la noche
y nunca
habló de lo que cruza su asfalto.
Julia
Piera
Conversaciones
con Mary Shelley
Icaria
- Poesía
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