LLEGAS
A TIEMPO
Acércate
despacio al día
todo lo
que va a ocurrir está esperando
entrégate
a lo que suceda sin prisa
no te
afanes por complacer al futuro
sólo
las ausencias llegan tarde.
Observa
el paisaje desde la cama
como si
no hubiera razón para el incendio
todo
sonido tiene sus causas
todo
silencio su pensamiento.
Cada
horario tiene sus fieles
tras los
desagües de las madrugadas
otros
les siguen hacia las escuelas y los trabajos
porque
toda enseñanza tiene su séquito,
nos
vamos dando los relevos:
carreras,
turnos, generaciones
hasta
que empieza otro empeño
nadie
vive con total amparo
nadie
muere tan eficazmente como quien no ama.
Nuestra
existencia es una carta,
que cambiando
de técnica vamos escribiendo
la
solemne novedad es que no hay novedad;
la sed
sigue siendo sed y el hambre hambre.
Hay
gente inclinada en una zanja, sobre un microscopio
abriendo
y cerrando descubrimientos
haciendo
lo posible para merecer las cosas,
cada
hallazgo lleva a otra búsqueda
cada
fracaso a otro intento.
Despedirnos
sin estridencias de lo perdido
recibir
con la mesa puesta a la alegría
aunque
diga que no tenga hambre de nosotros,
ser
generosos en la espera, fundar moradas para el descanso
de todo
aquello que nos es negado, que disfrutamos
sin
apenas percibir cómo llega,
reparar
lo que se rompe nuestro paisaje
que
decora los sitios donde nos damos cita,
somos
regalos que dejamos a nuestro paso
envueltos
en la fragilidad de la presencia.
Tengo
el peso y la altura de tu unidad de medida,
me
deshago ante ti, me voy construyendo,
al
último suceso lo desplaza otro nuevo.
Como si
nos limpiáramos las huellas
los
objetos guardan nuestro tacto,
en
experiencias recibimos lecciones
cuyas teorías
aprenderán los niños nuevos,
esos
que están esperando en algún sitio
para
darnos de baja y despedirnos.
Todo lo
que fuimos se irá con nosotros
todo lo
que hicimos será lo que quede
como
legado, como ejemplo
de lo
que conviene conocer,
de lo
que se debe evitar,
de lo
que puede mejorarse.
Acércate
despacio al día
déjate
invadir por el olor del pan
apura
lo que alguna vez te alimentó:
los
años tiernos, la paciente espera
todo lo
que va a ocurrir te aguarda
cada
instante inaugura otro principio
que no
tiene prisa por alcanzar su fin.
Juan
Leyva
Un frío
letargo
Amargord
Ediciones
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