viernes, 1 de octubre de 2021

EL VALLE DE LAS MARIPOSAS DE INGER CHRISTENSEN

 

 

 

 

II

 

⁰⁰

Palomas inquietas por doquier

y el miedo del poema

que asustado

alza el vuelo

al más mínimo

movimiento.

Tiro miguitas de pan

para que las palabras se queden

quietas.

Pronto

sólo queda

un picoteo

tras la menor

migaja

de significado,

sin frase

y cruel.

Pronto sólo

una legítima

violenta paz.

 

⁰⁰

Entonces la luz irrumpe

de repente en el interior

y se grita a sí misma

a la cara

cuando nacemos.

Pero más absurdo

y bello

como en una imagen residual

del dolor

los ojos escuchan

a la luz,

que es blanca y fluida

como la leche.

Y mientras bebemos,

escuchamos la sed

que se apaga.

 

⁰⁰⁰⁰

Salgo a la terraza

mientras el crepúsculo abre sus exclusas

y todo se funde

consigo mismo.

Y lo que preguntabas

de la telaraña

y del agua bañada por la lluvia,

quizá,

pero no sé seguro

si el rocío se puede recordar.

Ese rocío que en verano

cubría la telaraña con un vello tan suave

como sólo un milagro puede ser;

aprendí lo que era el trabajo,

que era así,

como la palabra dug, «rocío»,

y si se leyera al revés,

como gud, «dios»

 

 

 

Inger Chistensen

El valle de las mariposas

 

Traducción de Daniel Sancosmed Masiá

 

Editorial Sexto Piso


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