Desde el
cielo, lo observa una procesión de estrellas desconocidas. Mañana
volverá a partir. Como si fuera en busca de los que escribió,
persiguiéndose, tratando de entender, de competir con sus propias
imágenes, es decir con eso que quedó inexpresado, o se complejizó
al expresarse, como un hambre debajo de un hambre. Después, nada.
Hace frío en la noche de piedra del desierto. Hay lunas que siguen a
lunas en una tristeza así. Los poemas escritos son huellas en la
arena. Señalan pulcramente aquellos que extrañamos.
María
Negroni
El arte
del error
Vaso
Roto
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