Julia
Hoy a Julia
le ha dado
por gritar su
nombre al final de cada calle.
La gente lo
respeta,
pero
considera
que sería
mejor
que
aprendiera a morir en silencio
al principio de
cada una de ellas. Ellos
podrían
entonces
acabar libres
su camino,
sin miedo a
chocar
con un nombre
inesperado.
La sala
Los amantes,
previamente enlatados y con su
fecha de caducidad al dorso,
se amontonan
en el ala
derecha de la sala,
frente a
ellas,
que recitan
promesas de amor infinito.
UNA madre
juega con su hijo
en el espejo
del techo
—salida: Puerta de Atocha, 17:40—
parecen tan
felices
tan bocabajo
que mi cuello
se tuerce
que mi rostro
se ofrece
por si les
cae
alguna que
otra
sonrisa.
Yolanda Ortiz
El cordón
umbilical
Baile del Sol
Ediciones
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