Refugio
Entro en el
país que cobija nuestros secretos
y una luz
oscura
desgarra el
útero
de los días
soñados.
Esta resaca dura ya mucho tiempo, me
dices.
Sí, tal vez
tengas razón.
Pero no soy
yo quien le roba su canto a los delfines,
ni quien
mancha la nieve con semen azul,
no soy yo
quien lidera un ejército de larvas convulsas.
No, este
plato lleno de cucharas y cadáveres
no es mío,
no me
pertenece.
Entro en la
palabra noche
y una luz
oscura desgarra
el útero de
las últimas estrellas.
Marta Navarro
García
Ocho islas y
un invierno
Ediciones El
Desembarco
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