Todos se
han ido y es una grieta la estación.
No habrá
cifra ni anzuelo que imprima la lúcida huella para el insensato paso
migratorio.
Ardió
hace tiempo el ramaje del existir y ahora un golpe de viento
desvanece el rescoldo del aire,
lágrima
a lágrima, pavesa a distancia, copo de ceniza.
Sea el
humo la íntima horda que acompaña la despedida del incendio,
remos de
aire de los objetos perdidos,
y en la
consigna, la maleta, pequeño ataúd para tu mano.
Guadalupe
Grande
Mapas de
cera
Planeta
Clandestino
ediciones
del 4 de agosto
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