DESDE
DENTRO
Rompió
mi alma con oro.
Y como
májica palmera
reclinada
en su luz,
me
acarició, mirándome
desde
dentro, los ojos.
Me dijo
con su iris.
«Seré
la plenitud
de tus
horas medianas.
Subiré
con hervor tu hastío,
daré a
tu duda espuma».
Desde
entonces ¡que paz!
No
tiendo ya hacía fuera
mis
manos. Lo infinito
está
dentro. Yo soy
el
horizonte recojido.
Ella,
Poesía, Amor, el centro
indudable.
Juan
Ramón Jiménez – El ojo no visto de mundo. Antolojía de prosa y
verso. Antonio Orihuela, compilador.
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