viernes, 6 de enero de 2023

A LOS QUE NAZCAN DESPUÉS UN POEMA DE BERTOLT BRECHT TRADUCIDO POR FRUELA FERNÁNDEZ

 

 

BERTOLT BRECHT

 

 

A LOS QUE NAZCAN DESPUÉS

 

 

1

De veras vivo en tiempos oscuros.

 

La palabra inocente es insensata. La frente tersa

revela su inclemencia. El que ríe

aún no ha recibido

la terrible noticia.

 

Qué tiempos estos,

en que una conversación sobre árboles es casi delito

porque contiene un silencio sobre tantos crímenes.

Ese que va tranquilo por la calle,

¿ya no está al alcance de sus amigos

en la miseria?

 

Es verdad, aún me gano el sustento.

Pero creedme: es casualidad. Nada

De lo que hago me autoriza a saciarme.

Por casualidad me han respetado. (Si mi suerte se acaba,

estoy perdido.)

 

Me dicen: ¡come y bebe! ¡Sé feliz, porque tienes!

Pero cómo he de hacerlo, si arrebato

al hambriento lo que como

y mi vaso de agua le falta al sediento.

Y aun así como y bebo.

 

También querría ser sabio

En lo libros antiguos se lee lo que es sabio:

alejarse de la riña del mundo y pasar

sin miedo el breve tiempo

defenderse sin violencia

pagar con bien el mal

no saciar los deseos, sino olvidarlos

se considera sabio.

 

Todo lo que no puedo.

 

De veras vivo en tiempos oscuros.

 

 

2

Vine a las ciudades en el tiempo del desorden,

cuando el hambre reinaba.

Vine entre los hombres en el tiempo de la revuelta

y me sublevé con ellos.

 

Así paso el tiempo

que fue dado en la tierra.

 

Comí mi comida entre las matanzas

me eché a dormir entre los asesinos

descuidado ejercí el amor

y sin paciencia miré a la naturaleza.

Así pasó el tiempo

que me fue dado e la tierra.

 

En mi tiempo las calles daban a la ciénaga

el habla me delató entre los verdugos

Poco pude. Pero los soberanos

estarían más tranquilos sin mí, o eso esperaba.

Así pasó el tiempo

que me fue dado en la tierra.

 

Escasas las fuerzas, muy lejano

el destino

Se veía con claridad, aunque no fuera

para mi alcanzable

Así pasó el tiempo

que me fue dado en la tierra.

 

 

3

Vosotros, que ya habréis salido de la riada

que nos arrastró,

cuando habléis de nuestros errores

recordad

también los tiempos oscuros

a los que habéis escapado.

 

Así fuimos, cambiando más de país que de zapatos,

por la guerra de clases, consternados

de que sólo hubiera injusticia sin sublevación.

 

Y bien lo sabíamos:

también el odio contra la bajeza

deforma los rasgos.

También la ira contra la injusticia

vuelve ronca la voz. Nosotros,

que preparamos el terreno para la bondad,

no supimos ser bondadosos.

 

Pero vosotros, cuando por fin

sea el hombre auxilio para el hombre,

recordadnos

con benevolencia.

 

 

 

Fruela Fernández

Manos verdaderas

Un ensayo en traducciones

 

Kriller71ediciones


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