MUSGO
Digamos
que la carta nunca llega.
Que
cayó al suelo y fue cubierta por hierba
o
pisadas de caballos.
Digamos
que aun así son visibles ciertas palabras
de
cariño que contiene.
Pero
digamos que después es alcanzada por
la
temporada de lluvias
y le
crece en las orillas un tipo de hongo
que
hace desconfiar a quien pase cerca.
Digamos
que un par de niños se acercan y uno reta
al otro
a cogerla,
pero
solo se atreve a picarla con una varita;
echan a
correr cuando ven que la carta es movida por el aire.
Digamos
que después se acerca una liebre
y
empieza a masticarla,
que le
encuentra cierto sabor parecido a los heliotropos.
A
flores domésticas.
Digamos
que deja intacta menos de la mitad o menos que eso.
Digamos
que empieza a desaparecer.
Que se
confunde con la tierra.
Que
ahora solo contiene musgo.
Que se
la comió el camino.
Fabricio
Gutiérrez
Rastrillar
la zona
Ediciones
Liliputienses
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