Mujer
mirando al sur
Mi
abuela se sentaba al sol
esperando
la muerte
al sol
vestida de luto con sesenta
años la
sentaban
en la
silla de anea
cada
día a esperar
la
muerte.
Siete
hijos mi abuela pero
no
conoció varón.
Cuando quise
preguntarle
a mi madre mil pedazos
autistas
me miraron sin verme.
Madre y
virgen mi autista
rasgándose
en el frío
estudia
hija estudia
la mano
el libro el chocolate
el
cuerpo
el
cuerpo las estrellas el bosque
las
palabras el cuerpo
la
película el vino la carne
del
melón rajando mi garganta
relámpagos
el zumo la sandía
no se
hace eso no se hace
las
siestas y las sábanas
mi
secreto
pecado
solitario.
La vela
que en mi mesa
se
agota y se deshace
también
llega a su fin.
Pero el
cuerpo esta savia
venida
de mi madre de mi abuela
me
explota aquí en las sienes
en el
sol y en la sangre
la
granada
que es
una y mil granadas
licuándose
calidoscopio
azul mis dientes
el
clítoris la luna la vagina
los
limones candelas
ese
tronco de encina quemándose
mi
cuerpo
que no
se apaga nunca
que no
se acaba nunca
mi
brindis
ese
brindis de autista para siempre.
Juana
Castro
Nunca
estuve tan alta
Sabina
editorial