PARA
ESCRIBIR POESÍA
No
sabes cuándo empezó todo
cuándo
se rompió el hilo que os unía,
no
estás segura de lo que pasó,
y solo
esperas que a ese mal rollo
lo
fulmine un rayo.
Has
pensado, preguntado y revisado,
caído
en silencio y la verborrea,
has
acusado y negado,
y para
no sentir el abandono
te has
lanzado al vacío.
Y
aunque las dudas te pueblan
y tu
paisaje de ahora es color pastel,
intuyes
que no puedes seguir en el duelo
como no
puedes vivir para siempre
con una
astilla en el dedo.
Por eso
(te lo ruego) pásate a la alegría,
porque
la tristeza en un huésped incómodo
que te
atrapa en su jaula de miedo,
y acaso
solo te sirve algunas veces
para
escribir poesía.
Lola
Sánchez
Manual
para madres tristes
Amargord
Ediciones
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