MAMÁ
Ya
nunca preguntaba.
Yo no
sé si sabía que se estaba muriendo
o temía
enterarse por descuido.
No le
extrañaba la mirada azul
de las
visitas,
la
compasión del extenso silencio,
que
hubiéramos quitado el calendario
de su lugar
de siempre.
Todos
habíamos hecho el propósito
de
dibujar muy bien nuestro papel
ajeno a
las palabras mañana, cuando regreses, nevará.
Dio
permiso para apagar la luz
pero no
quiso dejar de comer.
Su
único deseo era la voluntad
de
alimentarse,
crecer por
algún sitio.
Un
callejón con sus contenedores
de
desperdicio intacto.
Evitó
nombrar por última vez
lo que
necesitaba,
solo
hizo un gesto
que aún
no hemos sabido interpretar.
Amparo
López Pascual
Ahora
soy un pájaro
Devenir
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