LA VOZ DE MI PADRE
He
caminado días, siglos, para ver a mi padre.
Está
muerto. Y sin embargo le he dicho:
Mírame,
mira lo que hacen conmigo.
He ido
al centro de la palabra, donde él podía entenderme.
La
palabra allí son gestos, miradas, lágrimas, la comisura del ojo,
la
piedra que late en medio del corazón,
una
burbuja que transparenta todo lo que se ha sido.
Mi
padre muerto me habla también con esa palabra.
Nos
reunimos en medio del corazón del bosque.
Todo es
esencial, todo está hondo, profunda
es la
atmósfera que nos cobija, habitamos
el
resquicio de la luz, donde los pájaros sin cuerpo.
Un ala
es la cadencia de un suspiro,
el
bullicio de la brisa.
Un ojo
es la corriente del cielo
enseñando
sus estrellas como enseñas.
Mi
padre muerto me ha tocado con su mano invisible
y yo he
sido durante un instante la portadora de su luz.
Mira lo
que me han hecho.
Yolanda
Izard Anaya
Lumbre
y ceniza
Devenir
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