TAKE THE A TRAIN (DUKE ELLINGTON)
Duke Ellington (1899-1974) fue pianista,
líder de big band y uno de los compositores más prolíficos del jazz, dejando a
su muerte más de mil composiciones. Procedía de una familia acomodada, recibió
una excelente educación y tenía un porte aristocrático que le valió el apodo de
“Duke” (“Duque”).
En 1927 fue contratado en el mítico “Cotton
Club”, regentado por el gángster Owney Madden. Tocó allí hasta 1931, cuando ya
tenía fama internacional. Creador del jungle
style, en sus bandas tocarían algunos de los mejores músicos del jazz.
“Todos los músicos de jazz deberían reunirse
algún día para arrodillarse y dar las gracias a Duke Ellington”, decía Miles
Davis.
Take
the A Train (literalmente Toma el
tren de la línea A), que da título a este poema, era su tema emblema y con
él abría todos sus conciertos. Seguro que no le hubiera importado que hoy sirva
de cierre a este poemario.
TAKE THE A TRAIN
DUKE ELLINGTON
Ni
siquiera el tren tiene
un
destino inquebrantable.
El
origen también es incierto
para el
convoy en la batalla.
La cola
y la cabecera
son
convenciones sociales,
como la
lengua que enlaza
a cada
signo con un significante:
hola,
papel, adiós, mano, lápiz.
El
principio no nos encadena,
si
acaso explica algunos gestos,
las
denteras, los trastornos,
las
palabras rotundas y afiladas.
Nadie
puede obligarte al éxodo,
ni a
quemas las naves o la ruta,
renunciar
a morder la tierra,
añorar
los raíles, la boca del metro,
el
baile en plena marcha,
la risa
nerviosa en las curvas
y al
abrazo aliviado al horizonte
que se
abre ante la luna
o tras
el salpicadero.
Quien
ya ha comprobado
que no
le encarrila el destino,
ni le detiene
el origen,
puede
afrontar el viaje
por
cualquier camino,
acompasar
el ritmo,
reconocerse
vagón, locomotora,
timón,
travesía, alas, libertad.
Olvido
Andújar
En
clave de jazz
Lastura
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