UN DÍA CUALQUIERA
En
esto, un día cualquiera,
me
pregunto qué me empuja
a la
zozobra,
qué
sinrazón homicida
me
aleja del limbo
para
instalarme,
como
una bestia herida de sombras
en la calle
vacía
de la
locura y su infinito.
A
veces,
cuando
arrecian los versos inodoros,
pienso
que es posible
transgredir
los almanaques,
saltar
de la herrumbre
a la nave
de Fausto
para
devorar los madrigales
que
compuse furtivo y ebrio.
Cuando
camino a dentelladas,
apenas
puedo transferirme
al
pulso de la galera,
por más
que mis manos
obren
milagros de lluvia
sorda y
peregrina.
Demasiado
tarde
para
salir
de mí
hacia mí
en este
tiempo que acerca vértigo
Demasiado
tarde
si ya
desprende ceniza el miedo.
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ÓPALO
Aquella noche
la pasé escribiendo llagas
estallado de vasos
y volutas de humo.
Por si quieres saberlo
la luna lucía sangrada,
que es como decir
que tras los cristales
llegaba un frío cotidiano
que se posaba
en todas las ramas.
No había jaulas
que taparan el silencio y los nudos,
no había delirio ni zozobra, pero se reconocía
una vigilia entreabierta
de canción adversa
que espera el día.
Imanol Bueno Bernaola
La nieve cubriendo el patio
Valparaíso ediciones
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