BRONX
Pocas
veces una idea tan precisa,
un
pensamiento tan claro
como
este que me viene cada martes
cuando
llego temprano al Bronx.
Con
nitidez solamente veo eso,
desde la
dos veinticinco hasta Rose Hill,
desde la
orilla del Hudson a Metro Nord:
no
dormir, trabajar, tener seis hijos,
ser tan
joven como pobre
y haber
mamado la mentira
de una
ilusión patológica.
Cuando
hablo del futuro
se nos
echa la gramática por tierra
y a
menudo, con acierto,
mis
estudiantes
cierran
los ojos.
Ahora ya
sé qué responder
si me
preguntan:
poesía
es lo que hacer por las noches.
Almudena
Vidorreta
Nueva
York sin querer
La Bella
Varsovia. / Poesía
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