Una
voz y su eco
Leer a
las otras que, antes que tú,
leyeron
a otras otras,
buscando
la vez una voz y su eco.
Sacar
una foto de familia y contestar
que,
aunque nadie nos viera,
también
tuvimos rostro.
¿Cómo
nacer de un hueco, de un grito
que ya
nadie recuerda?
¿Cómo
nacer sin madres,
si
alguien raspó hasta casi borrarlos
sus ojos
y sus versos de la historia?
Por eso
hubo que hurgar en la basura,
sin
pararse a pensar
si fue
por la repulsión o fue por el miedo
como
acabaron allí tantos poemas.
Hace
décadas que estamos excavando.
Con una
larga pala, torcidas las espaldas,
somos
esas que desentierran
lo que
otros enterraron con esmero.
Para ser
escritora,
tendrás
que seguir con la espalda torcida.
Leer a
las otras que, antes que tú,
leyeron
a otras otras.
Y
convertirte a la vez en voz y en eco.
Olalla
Castro
El trigo de los rebeldes
¿Cómo recuerdas a tu padre?
Me preguntan una tarde llena de esquinas.
Lo primero que viene a mi memoria es su
voz.
Una voz como un pan
que derramaba trigo
sobre las palabras.
Después veo sus ojos de horizonte
tranquilo,
rasgados por herencia,
pero también por la posguerra y la cárcel.
Aunque el mejor recuerdo era su sentido del
humor,
nadie, ni siquiera la posguerra pudo
arrebatárselo
tampoco
la democracia llena de alquimistas ciegos.
Sí, yo
recuerdo a mi padre
como un
pan que derramaba trigo
sobre
las palabras,
trigo
bueno,
cálido,
el trigo
de los rebeldes.
Marta
Navarro
Después
de Auschwitz
¿El
salario, qué marca?
¿El
dinero que es justo que recibamos
por
nuestro trabajo,
o el
dinero que es justo que recibamos
por
nuestra complicidad?
El
capitalismo gana carreras que no corre.
Antonio
Orihuela
Poesía
contracorriente – Editorial La Vorágine - Poemas (in) surgentes
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