«Era
un cable tendido sobre nuestras cabezas, unía dos muros blancos y se
recortaba oscuro sobre el azul en el cielo de tarde de julio más
limpio que recuerdo. En Moguer. Lo imaginé llevando voces de un
extremo a otro, trasmitiendo la corriente continua de todos los
corazones. Alguien dijo que ahora pisamos siempre un suelo que tiene
dueño y que ya no podemos tocar el espíritu sin un intermediario.
Excepto en el momento en que se escucha un poema, desde esa grieta se
hace una voz de muchas.»
Pablo Müller, 2015-2016
Voces del Extremo. Antología 2012/2016
Antonio Orihuela, coordinador
Amargor Ediciones
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