domingo, 6 de noviembre de 2011

CUANDO UNO MUERE FALTA AL OTRO SU HERMOSA Y OSCURA MITAD



Ventana de abril 2011 por Pablo Müller


Cuando uno muere falta al otro
su hermosa y oscura mitad.
José Hierro

Al morir Pablo Müller supo que dejaba de ser Pablo Müller
— esa mitad hermosa y oscura que falta al otro —
y seguía vivo siendo otro

Pablo Müller deja las palabras a medias
como restos en un plato de comida
invocando a reunirse consigo a los muertos
con palabras pendientes a los no nacidos

Al saber Pablo Müller que al morir uno falta
al otro su hermosa y oscura mitad
dedujo que desde aquel uno de marzo en la playa
era un ser distinto
— radicalmente distinto —  
al que era antes de la muerte del hermano

Sintió desazón y miedo
durante años había adoptado una identidad falsa

Entendió entonces los desencuentros
que lo alejan de otros
— no eres el de antes —

Sacó de un cajón olvidado
documentos que lo fijan a un nombre:
una liquidación de despido
una vida laboral
una demanda de juicio
se preguntó si no suplantaba a alguien
si era delito

Tras el desasosiego la culpa: tantos años
usurpador de otro
usurpador de si mismo — dijo
y respiró tranquilo: un gesto previo a la serenidad

Pablo Müller se preguntó por el responsable
de sus desmanes

En cuanto fue capaz de restar la ironía a su pensamiento
se dejó la complacencia en el cenicero
vio el oscuro lugar donde eran sus palabras
refractarias al roce de su compasión y tristeza
frío agujero por el que se escapa el tiempo

Pablo Müller se dijo que era hermoso ese vacío
que se alimentaba de su calor y de su nombre.


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