sábado, 10 de febrero de 2018

TRES POEMAS DE MIGUEL ÁNGEL CURIEL





Olas

Contar olas
hasta que
ya no tenga
sentido
contarlas.
¿Para qué
las contabas?
Para ser ellas
y no ser en mí.



Lumbre en la arena


De niño subía arena a casa.
Esa arena, esa niñez
son ya lo mismo.
Solo arena,
y esa arena no cae,
no se hunde, no pesa,
no desaparece.

En verano bajaban de la montaña
hombres cargados de nieve
y la vendían.
¿Qué es que no es?
El leño arde despacio para no quemarse.
Concentra la luz sobre sí mismo.
De niño me oscurecí así,
viéndolo quemarse,

Siempre el mismo leño,
la misma encina.



Habitación de hospital

Plasencia 28 de febrero de 2010

Se muere boca arriba.
En los techos de nieve sin pisar.
El único copo va al ojo.
Es más hermoso ver nevar,
la lluvía solo emociona.

Ella canta en un lugar vacío,
recién pintado.
No se puede fumar,
no se puede hablar,
no se puede comer,
no se puede silbar.
Ella canta ahí después de comerte,
de fumarte, de cantarte.
No se puede silbar
en ese habitación blanca
que da al mar.


Miguel Ángel Curiel
El agua (poesía 2002-2012)
Tigres de Papel



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