LAS
DIOSAS DE LA ANTIGÜEDAD NO AFECTAN LA PRISA QUE TIENE
Cuánto
detestas el vestido transparente
de la
poetisa ahora que las manadas
ya no
tienen dueño y se escapan
de las
aguas todos los crustáceos
y
destino es tomar un lápiz
anotar
en la roca una serie
de
composiciones para que no
desaparezca
el recuerdo de lo hermoso.
Y me
acuerdo de cuando
lo
anotaba, en el cuarto de estar
acababa
de hacer el amor, de mis dedos
salían
pequeñas corrientes eléctricas
que
movilizaban lo innombrable.
Eso fue
ayer, atravesando la calle.
Concha
García – Las proximidades
Calambur
poesía
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