El ojo
izquierdo es una rama,
el ojo
derecho es un cuervo.
El
cuervo es luz tenue y arenas
donde
el corazón estudia
a la
sombra de los filtros
y
confunde los mundos distintos
formados
a orillas de las venas.
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Arrancando
el dolor con dolor,
la rama
más preciada de nuestro cuerpo,
así
quería decirlo.
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La idea
de la muerte es un cepo.
Mientras
te atenaza, como poseído por un sueño,
pones
nuevas trampas en el patio de escalera de tu cabeza,
y allí
acuden las ratas: tus hermanas.
Solo el
cazador te librará de esa fiera dentadura,
pero lo
hará después de haberte apuntado con su fusil
y soñar
caerá en demérito de tu sombra.
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La roca
de leche de la luna
será
succionada por un niño,
por un
niño, por un lobezno, por un niño perdido
cubierto
con el pelo negro de la noche.
La loba
de la luna amamanta al niño
que se
pierde en sus cráteres,
que
tienta con labios doloridos,
que se
ahoga en un río abajo de leche tibia
que
sueña salir por sus pechos de roca
y su
cerrado cristal,
y su
angustiosa cerradura.
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Nada
como morir
en la
imaginación de un titán
que se
abalanza a recogernos
en
nuestra segura caída.
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La mano
muerta cuanta el dinero de la vida.
Menchu
Gutiérrez
La mano
muerta cuenta el dinero de la vida
Genialogías
Ediciones
Tigres de papel
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