Los dibujos de los barcos, noviembre de 2012 por Pablo Müller |
«Ahora sí
que te dimos en el talón
La muerte
de la que huyas
Correrá
acompasadamente a tu lado
Buenas noches,
Aquíles»
Enrique Lihn
A Bosco
Allende, en su memoria
En el paseo de la noche delante aquella hermosa
perra
asustadiza brincaba a la luz vieja de las farolas,
corría tras el tren cansado del último turno, los
dos,
encendíamos a la vez los cigarrillos, escuchábamos
la leve historia de un nonato, tú, amigo, llenabas
de razones la intemperie de un dolor ya entonces
antiguo,
yo, completaba el accidente de tráfico con el
ahogo
de un domingo.
Aquellos años oscuros donde en las clínicas no
había
más color que el verde sanitario, y la luz
de los fluorescentes era pálida e invitaba a
apagarla
con el remordimiento,
ya
entonces nos disponíamos
a andar resueltos hasta la muerte, sin saberlo.
Aquella hermosa perra del miedo la tierra le guarda
lejos
de ese paseo, a ti te dio tiempo a tener hijos,
a aprender idiomas insospechados,
a pedir el bastón de un cansancio, a levantar la
última
cerveza con la mejor sonrisa.
Al paseo le han puesto nombre de club de futbol.
El mar sigue teniendo el mismo, compañero.
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