UNA FORMA SUSURRADA DE ALEGRÍA
Entre la paz indolente de nuestras horas,
hay una forma susurrada de alegría.
Alegría de mano que se acerca sumisa
al lomo de un perro y lo acaricia en
silencio,
de flor de almendro, de avión trazando
despacio su estela blanca en un cielo sin
nubes,
de nieve en los tejados al levantar la
persiana,
de luna llena descubierta en un charco.
Dura mientras pasa a tu lado, deja
un regocijo apacible durante unos segundos
y después la olvidas para siempre.
En esos instante todo es amable,
como dibujado por la mano de un niño.
Por ellos darías gracias,
si supieras a quién.
Jacob Iglesias – No todas hieren
La Penúltima Editorial
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