En el manicomio de Mondragón, septiembre de 2015 por Pablo Müller |
«…que a nada sino al azar y a ninguna voluntad
sagrada
de demonio o de dios debo mi ruina»
Leopoldo Mª Panero
Ayer en el manicomio de Mondragón
el loco mirando desde la puerta del jardín
no dijo recordar el silencio, no dijo que en los
ojos
tenía el camino seguido por las ratas ayer,
en la lavandería las cucarachas tomaban las sábanas
por mortajas
y comunicaban la buena nueva
del ciervo muerto, y luego callaban,
— allí en la esquina asolada los ratones
comían las galletas de los locos y ayer,
entre los setos recogían los químicos enfermos
para así construir la piedad de la locura —
Ayer,
el loco mirando desde la puerta del jardín
pidió al desratizador que frenara la furgoneta,
porque a esa velocidad huir era imposible,
y en la puerta grande que da a la carretera
había puesta por fin la placa para conmemorar
estos olvidos.
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