Luna, ría, noviembre de 2014 por Pablo Müller |
«El jilguero no piensa que el mundo le debe algo»
Jorge Riechmann
Los
jilgueros conocen
el lugar exacto
donde colocar su mirada,
la rama precisa
donde terminar su vuelo,
la conveniente hora,
donde
comenzar su canto,
cuando
cualquiera de esos instantes
se cruzan
con el venir del gato
queda la
reflexión sobre el alimento
y el
destino,
tras el
aleteo del miedo.
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