RUMBO A PEOR
(SAMUEL BECKETT)
El
tenista luce tatuada en su antebrazo izquierdo:
Prueba
otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor.
Samuel
Beckett escribió esa frase seis años antes
de
desaparecer.
Debió
advertir entonces, mientras tanto, que estaba
construyendo
una frase terrible, destinada al mayor
de los
éxitos,
el de
la estupidez inspiracional, también denominada
motivacional
en las
lenguas del siglo. Hay que animarse pase lo que pase.
No podía
sospechar, sin embargo,
que Satanislas
Wawrinka
decidiera
tatuársela en el antebrazo y lograría después
tres
Grand Sland y batir a Nadal en el Open de tenis
de
Australia.
No podía
esperar a Nadal. Esperaba a Godot,
El irlandés
tampoco podía imaginar que beberían
en
tazas con su frase Elon Musk, Richard Branson
y otros
inmarcesibles triunfadores galácticos.
Samuel
Beckett lo había intentado, lo intentó,
pero no
fracasó con su frase, aquella frase horrible.
Luego
lo comprendió y siguió escribiendo:
Fracasa
otra vez.
Otra
vez mejor.
O
mejor, peor.
Fracasa
peor
otra
vez.
Aún
peor.
Hasta
enfermar
del
todo.
Vomita
del
todo.
Pero ya
era demasiado tarde.
El mal
estaba hecho.
Los
jóvenes graduados en las más conspicuas
escuelas
de negocios
recitaban
la frase criminal.
Esta
tarde has llegado a tu casa
y tu
hija ha colocado en la nevera un imán con la cita.
Definitivamente
todo va, como suele,
rumbo a
peor.
José
Fernández de la Sota
Enciclopedia
del fracaso
Ediciones
El Gallo de Oro
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