«Y como de un calíz
bebí la sangre de tus entrañas
la sangre que manaba entre tus piernas
lluvia de vida y de amor
de dolor y de fuerza»
Cristina Peri Rossi
«Sonrien mis amantes pálidos / completamente
amnésicos / les arrojo mis vísceras» lo dice Angélica Liddell
promesa del
hambre para el invierno
«clavando los dientes por todo el cuerpo una niña
comienza a hacerse de mundo» lo dice Rocío Cerón
dientes
necesarios para morder el lugar de la vida
«no me corto las venas porque atentaría contra la
inmortalidad que las recorre» lo dice Miriam Reyes
vida
difícil, vida invivible,
«palabras para un cuerpo de ceniza, cojo una copa
de vino, la perfección está en el odio,» lo dice Begoña Callejón
vendimia,
madre mira la memoria perdida de padre, las uvas ácidas de parra, y manifiesto
antinaufragio:
«sangre, escribo en el espejo con mis dedos, » lo
dice Leire Bilbao
en todos
los hoteles por donde paso, escribo noche,
«fértil cuerpo, espeso muslo» lo dice Ana Gorría-,
tú eres el
deseo, la última palabra de la noche, un asidero de sangre,
«imagino al animal, me acoge desde el reino de la enfermedad y
la memoria, la poesía era este dolor
de querer atravesar todas las formas» lo dice Maria Ramos
sangre y
dolor,
«mi corazón perverso se ha calmado» lo dice Elena
Medel,
alguien
escondido en el tiempo,
«todo comienza cuando se cancela un nacimiento / y
hay que vivir lo no vivido» lo dice Natalia Litvinova
por ejemplo
la vida del que no tuvo vida,
un armario,
«bailaban con una boca llena de herbicida. De
los ancianos ahorcados por hablar de la enfermedad demasiado alto» lo dice Layla
Martínez,
la comida
barata en los asilos, desnutrición en silencio
el invierno
está pariendo muchachas,
al viejo lo
atan a la cama,
cantar
afónica, cerca del muelle, los barcos que salen
«escribir poemas es ser artista forense, en arena
versátil» lo dice Berta García Faet
deshilachar
el aire cerca del mar, el tamarindo,
«adiestrar a los mares» dice Laura Rosal
el mar y el
coágulo,
«yo era el sol en las ramas de un árbol / negro y
joven, anunciaba un bosque» dice Eva Reiro
el bosque
comienza en el árbol,
en el hueco
entre las ramas por donde entra una luz
y una mosca,
«la soledad de quien habla» dice Sara Torres,
«es el silencio el que nos ama, el que nos /
concede la noche» dice Agostina Ciccone
la sangre
que aleja, que acerca, que deshace vida y la hace.