Estación de Nava, agosto de 2013 por Pablo Müller |
«todo poema es siempre el resultado de la colisión
de dos voluntades: la voluntad del que escribe y de lo que éste desea expresar
por medio de la lengua, y la voluntad de la lengua y de lo que ella quiere
expresar a través del que la escribe. La lucha es a muerte. La gran poesía
representa casi siempre la victoria de la voluntad de la lengua y por eso los
grandes poemas son impredecibles. Los grandes poemas no representan el triunfo
de lo humano sino su derrota y en esa las creencias personales de un poeta, sus
filiaciones, sus ideas son permanentemente arrasadas, barridas por el mar de su
lengua.»
Raúl Zurita
Entrevista de Sergio
Rodríguez Saavedra
¿Vivir de
la poesía? Se vive con la poesía, dice Ana Pérez Cañamares. La poesía es un ejercicio
de mirada y de lugar. Escuché un día a José Fernández de la Sota, que la poesía
nace de lo particular del poeta y se hace universal en los que lo leen, en el
camino lo que hay son versos en el intento, voces de uno mismo que se quedan en
uno mismo. Leí a Jorge Riechmann que la poesía es el resultado del asombro
frente a la belleza del mundo y al dolor del mundo. Ese es el punto de partida.
Fernández de la Sota llega al punto de llegada. Se alcanza negando al yo, al yo
persona, transcendiendo ese ego que nos ayuda a lograr el lugar en el mundo,
pero que nos dificulta llegar a la comunidad por medio del lenguaje.
Extraños
caminos entre tanto ego personal y poético del que desprendernos.
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