Ventana del hotel en Zaragoza, marzo de 2013 por Pablo Müller |
«MacDonals
siempre está lleno. Es el mejor restaurante de Zaragoza.»
Manuel Vilas
Tres
Hace viento fuera y los automóviles
están parados por falta de combustible. El sueño.
Llueve en Zaragoza.
“MacDonals siempre está lleno. Es el
mejor restaurante de Zaragoza” dice Vilas
Me da igual lo que diga Vilas: no voy
a dejar que Pablo Müller cene en un MacDonals. Pablo Müller cenará en la
cafetería El Palacio de Aranda, — menú de brasa, 9,90€ — junto a un colombiano
rubio con rostro ruso y las manos de soldado.
Pablo Müller tiempo atrás, conoció a
un georgiano grande, en cada mano tenía tatuados los nombres de las personas
que había matado con ellas,
— la letra era muy pequeña, las manos
eran grandes, entraban muchos nombres —
Lo sabe Pablo Müller: estrechó esa
mano y se le pegaron dos nombres con las letras en negativo. Pablo Müller cogió
una servilleta y se limpió el miedo de tinta. El georgiano le perdonó. Sonreía.
Estaban escritos en alfabeto cirílico. Sabía que Pablo Müller no tenía ni idea
de cirílico.
En Zaragoza el viento escribe su
retraso en un alfabeto incomprensible.
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