Campos cosechados en Marañón, septiembre de 2010 por Pablo Müller
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A
Adita Bretón Valencia
En el nombre de los jueves tenemos a
la muerte,
vieja versión de los matrimonios,
en el nombre de los viernes, al final,
verano,
caravanas de automóviles recorren
rotas las carreteras,
tenemos la luz, mejor y la tarde.
Despacio.
En el amor. Verano. Verbena.
En la casa vieja, las termitas, el
perro grande atado
a la última tristeza. Calla.
En el cementerio pequeño el sol en los
ojos, puede
la vida los mármoles.
Soy el perro grande. Soy
la última tristeza. Callo.
Segaron el grano y los restos de paja
se hacen del color entre luz, nuestra
y verano.
Hay una mujer y un niño. Me buscan.
Yo a ellos.
Entre las paredes que guardan pasados brotan
las zarzas y el polvo. No hay cereal
para los viejos.
En el verano las moras son para los
niños nuevos.
En su palabra la mujerdiosa busca su última,
pájaro, mandíbula, amor, piscina,
en el subterráneo tiempo de la
tristeza.
Despacio.
Bajo.
La mujer y el niño me acompañan.
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