Supe de Juan Carlos Mestre por primera vez en la semana de poesía de Bilbao del año 2010. Fui a escuchar a Jorge Riechmann y encontré a Juan Carlos Mestre. Me impresionó su pasión y su desparpajo. A su lado Jorge situado en la palabra-piedra, en la palabra formada con erosión de pensamiento, mientras Juan Carlos explotaba color y derramaba música. Era tal el contraste que parecían tardes, lugares e idiomas distintos. Y en el contraste los versos de los dos poetas crecían. Al final del recital fui feliz: Jorge Riechmann era un poeta aún más grande y había descubierto a un gran poeta: Juan Carlos Mestre. Felicidad que agradezco a quién los juntó.
Tiene aquí mi corazón la edad del mundo,
Dice Juan Carlos Mestre frente a La tumba de Keats, poesía Hiperión, premio Jaén de Poesía, 1999 y añade:
En la vida de un hombre siempre hay una mañana para la calamidad,
En este jardín burgués donde es la soledad nueva salud del hombre,
el anhelo impuro que bajo la tumba finje un firmamento efímero.
Aquí donde el prudente existe como una espiga aislada
y anuncia en la campana sus lágrimas el ángel.
Llevo el poemario en mis paseos de verano y estos versos los leo en una primera parada: Iglesia de ladrillo el día de Santiago en tierras de Duero.
Paseo en julio de 2011 por Pablo Müller
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Viene aquí el sonámbulo con sus tenacillas de madera a recortar
los mirtos,
viene a cantar su leve edad el pájaro y el caracol descalzo de
los músicos,
hace su aparición el descarnado, la muchedumbre expósita, el
príncipe de Dinamarca,
entran los músculos del hombre que degüella carneros y la
mano del soñador que borda,
Leo en una segunda parada: un solar vacío a la espera de casa que se construya, un necesario silencio para recoger el eco de los versos.
Manso es el día de la pólvora en el corazón de un ciervo,
benigno bajo el panteón de sol el espíritu del valle,
los elementos que dan memoria a cada una de las horas y los
días,
la lluvia sobre Keats…
Leo en la tercera parada: frontón y juego de pelota en verano.
Tal y como descienden los vaticinios de Dios sobre la isla de los
leprosos
caen sobre esta antigüedad los residuos neutrales de los sueños,
y Roma, la ciudad oxidada por la hiedra de oro del otoño,
se inclina como una torre insegura ante el pensamiento de la
catástrofe.
A una gasolinera abandonada me lleva la cuarta parada del paseo.
llueve en las afueras del hombre y en las cercanías del otro
hombre que va en él,
llueve sobre una mujer, la lluvia deja de ser lluvia, la mujer
deja de ser mujer,
El agua para contemplar durante el descanso de una quinta parada.
A qué lugar van a parar las oraciones que no son escuchadas
por ningún dios,
…
está lo que no está, está el olvido y su violento hijo, está el
remordimiento,
…
Si las gaviotas y los alacranes de Roma juntos en el mismo
cántico de las criaturas
acudieran como gotas de acero a los cementerios de
automóviles,
Nueva Parada: la puerta del cementerio
si esta antigüedad de avaros no hubiese sido blanqueada con la
codicia sobrante de los escrúpulos,
…
No contra los viejos tratados que justifican la incierta retórica
que alivia a los muertos,
no contra el principio que sanciona la jerarquía y conmueve al
mercado,
… premonitorio Juan Carlos Mestre sobre la gula del mercado.
Quinto Amati fue sacado de su casa la mañana del catorce de
octubre,
detenido por los nazis Leonardo Sed, vecino de Roma, fue
deportado ese invierno, Esperanza Efreti fue vista entrar
en la nieve, llevaba en la mano una lechuza de bronce.
…
la música de Renato Pace que murió en Mathausen y era abril
del cuarenta y cinco,
cerraré los ojos y lloraré ante ti con el rocío que deja la mañana
en los alambres de púa,
Fabrizi Ceruso caído en Tívoli a los diecinueve víctima de la
violencia de estado,
levantaré los ojos y lloraré ante ti como el meteoro del granizo
sobre los tejados de cinc,
y ese será el rumor de lo que existe debajo de lo que ya no
existe,
La compasión es fundamento de la poesía de Juan Carlos Mestre.
los futuros y los antepasados que nunca más se volverán a
encontrar
Las palabras en los versos de Juan Carlos Mestre son explosiones de imágenes y alborozo de música. Es capaz con su verso de pintar un cuadro y de componer una melodía.
hablo para entrar en ti, hombre y mujer que habéis dejado una
puerta abierta,
no hablo para vengarme de mi cobardía y de mi justa torpeza y
de mi muro más alto
sino para estar junto a ti a quien yo me he ofrecido
Juan Carlos Mestre hace en sus versos fiesta, desde una alegria antigua, esa alegría sabia que viene de recordar y honrar a nuestros muertos y que nos proporciona el coraje para seguir adelante y convertirnos en los alegres muertos de nuestros descendientes.
esto es lo que uno cree, el órgano de la adolescente luz de la alegría, el que ha hecho por primera vez el amor y regresa al pueblo por un bosque arrasado por el fuego y oye a los grillos hablar de otra manera y los árboles crecen hasta oírle porque hay en él una voz secreta como un primer delito y hay en él espacio para que llore el perfume y ya ningún mediodía ni alta noche con zapatos de estrella será por él confundida con la lámpara de pan en la que ha entrado y desea que pase pronto la lentitud horrible y esparce su deseo sobre todas las cosas,
Un lugar para una emoción de la adolescencia que me ha resonado potente y los versos se han hecho mi misma memoria.
adiós sílabas del agua, arbusto inmaterial de las estatuas,
adiós aposento del amor, van a separarnos, adiós deseo, adiós
cielo profano,
echad risa al fuego, cerrad la luz desnuda con candado,
no importa ya vivir sino la vida, no importa morir sino lo
humano,
Uno se imagina los versos de La tumba de Keats como la conversación de un hombre sabio que ha pensado su vida y la cuenta en un paseo muy largo que puede durar un verano, con la complicidad de un lector que en los versos va reconociéndose y pensándose como el necesario caminante que comparte el paseo y la amistad y la Historia y el futuro de temor…
Muchas gracias, Juan Carlos.
Premio Jaén de Poesía 1999.
1ª edición: 1999. 2ª edición: 2007.
112 pp.
112 pp.
Español/España.
MESTRE, Juan Carlos
poesía Hiperión, 364
ISBN:84-7517-641-0 / 978-84-7517-641-3
Precio: 10 euros