LA VELOCIDAD ES UN ESTADO RÍGIDO,
un viento fuerte.
Las manos que bordan
son la brisa, la montaña,
la flor.
Una colisión es un regreso.
Escribir
o bordar
se escapan de la boca,
huyen de la brecha.
¿Acaso no es político huir?
Imagina a los empleados de una empresa
bordando o tejiendo durante
la pausa del almuerzo.
No vemos la miseria porque
vuelven las preguntas.
No sentimos la crueldad porque
nos mueve el miedo
de saber que alguien tendrá
que pagar el alquiler
y las facturas.
En la brecha, sin embargo,
la belleza y la luz,
la interpelación de la revuelta.
Liberaron a la mujer
y nadie liberó a la madre.
Liberaron a la mujer
y nadie liberó a la artista.
En la ideología hay una brecha.
A veces no soy capaz de comer,
otras veces como compulsivamente,
pero cayeron todos enfermos y cociné
arroz en blanco y ralladura de manzanas.
En la brecha, un agujero.
En la velocidad, la trampa.
Entre la mujer que fue madre,
la que es madre, la que no lo será,
la que no quiere serlo,
entre la mujer que ama a otra mujer
y la mujer que ama a un hombre,
entre la mujer que está sola
y la que quiere estarlo,
algo en común:
la libertad del viento,
la fuerza del pasado,
la justicia necesaria del presente.
En la brecha, la flor.
En la velocidad, otro motivo.
Sara Herrera Peralta
El piar de los pájaros y el goteo del agua que cae del techo
La Bella Varsovia
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