Loila, octubre de 2013 por Pablo Müller |
«…Esta inútil colección de epitafios. // Esta risa.
De pronto esta risa.»
José Viñals
A Fritha
Pattison
Fritha delicada como el acantilado,
se acerca a su orilla despacio,
con el silencio sonrisa y los ojos abiertos,
grandes como un mar de norte.
Fritha delicada como el acantilado,
sentada junto a la ventana mira,
parpadea la palabra en el sonido intacto
de cada idioma que habla para cada uno
de nosotros y así entender.
Fritha delicada como el acantilado
se acerca y deja sentada a Fritha
y pide a los colores de su vestido discreción,
y se mueve, Fritha por esta estancia
y a cada silla le da nombre de niña
y a cada puerta le da nombre de un mes.
Fritha delicada, oleaje, regresa a la esquina
discreta donde espera Fritha sentada
y le coge las manos para incorporarla
y sonríe, en ese silencio de mar y ceniza,
acantilado despacio a su extremo,
en el adiós que ofrece cada tarde oscura de sábado,
cada mediodía luz de domingo,
al final de cada estación.