Autobuses, Bilbao, junio de 2014 por Pablo Müller
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«Antes del tiempo alas y luz
antes, mucho antes del universo
hubo un útero»
Mar Benegas
No suena el teléfono de emergencias en el instante
preciso, por eso hay cenizas junto al árbol útero, ni hay padre consuelo con la
palabra libertad e hijo con el mismo verbo, en la ciudad hay hornos donde las
voces hacen los poemas de ruido y mirada,
no suena el teléfono de emergencias y hay un hueco de
dolor abierto, ¿quién no teme la palabra útero? ¿la palabra nicho?
No quiere junio terminar ni el sábado llegar a noche,
no hay bajo las fluorescentes lugar de paso, y la
mano se cierra a toda esperanza,
no hay ningún mar que no sea nosotros, viaje de tu
mano, amor, te vas, amor, ¿qué le queda a la vida? Escucha: la muerte es todo
amor y ese lugar que había antes del universo,
no suena el teléfono de emergencias en el instante
preciso, por eso hay cenizas junto al árbol útero y el abrazo vergüenza rompe
las tardes, tengo un hijo que crece y duele el dolor del padre, puedo agachar
la cabeza y honrar esa grandeza, ¿puedo recuperar el miedo y hacerlo bondad?
No dejes a un pájaro al cuidado de las ciudades,
no mires a las playas,
no rescates los barcos por mucho que los marinos
digan que son hijos del padre duelo y sin música, ¿quién pagará esta ronda de
vida? ¿quién?