Gernika, abril de 2014 por Pablo Müller
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«Sólo en la ciudades ajenas levantamos la vista
hasta los tejados, por donde vienen los aviones»
Severo Müller
La bicicleta del soldado joven es la primera
en caer
sobre la
campa de verde abril — la huella
de los
cuerpos, el abrazo de los domingos,
el resto
del cigarrillo y el esperma
apresurado
de todas las guerras.
¿Quién prevé los daños? ¿su permanencia?
El abuelo pone la mano izquierda en mi hombro
de niño y
la otra apunta, inventario,
las ruinas
de todas las guerras, ¿qué nombres
hay en los
escombros? Padre sin memoria
habla con
los miedos que hacen los silencios
y ese día no
hay respuesta.
Las preguntas se agarran al ciclo de las estaciones
y no se
marchan, — ni a la muerte
ni al
olvido — la bicicleta del soldado joven, el vientre
abierto por
la metralla de todas las guerras, infecundo,
la ciudad
vacía, el soldado joven que llega y saluda
a los
aviones que marchan.